RECUERDO, RECUPERACIÓN Y PREVENCIÓN TRAS LA DANA

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Hace hoy un año, la provincia de Valencia sufrió una riada devastadora provocada por el paso de una DANA brutal. Aquella catástrofe arrasó campos, infraestructuras y hogares, dejando una huella imborrable en nuestra tierra y en la memoria de todos los valencianos. Desde la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana (FECOREVA) queremos rendir un sentido homenaje a todas las víctimas y a sus familias, y reconocer la solidaridad y el esfuerzo de quienes trabajaron para mitigar los efectos de la emergencia.

A pesar de los avances logrados en estos doce meses, todavía queda un largo camino para completar la recuperación. Muchos regantes aún se enfrentan a terrenos dañados, sistemas de riego destruidos y cultivos arruinados, mientras que infraestructuras hidráulicas clave necesitan una reconstrucción profunda y moderna. Así, esta fecha nos recuerda la devastación que puede provocar un fenómeno natural extremo y la necesidad de aprender de él para fortalecer nuestra capacidad de prevención y respuesta inmediata.

NECESIDAD DE PLANIFICACIÓN E INVERSIÓN

La DANA de 2024 nos ha enseñado que no podemos esperar a que la catástrofe ocurra para actuar. La planificación, la inversión y la gestión del agua y del territorio son esenciales antes de que lleguen los episodios extremos. Invertir en infraestructuras hidráulicas resistentes, en sistemas de drenaje eficientes y en tecnologías de riego modernas no es un gasto, sino una protección frente a pérdidas que pueden ser irreparables. Asimismo, esta gestión debe basarse en criterios técnicos rigurosos, considerando la variabilidad climática, la recuperación de suelos y la seguridad de cultivos e instalaciones.

FECOREVA reafirma su compromiso con la resiliencia del sector agrario valenciano, trabajando junto a comunidades de regantes, administraciones públicas y expertos técnicos para colaborar en el diseño de estrategias que reparen los daños y que también reduzcan el impacto de futuras adversidades. La solidaridad mostrada durante la emergencia sigue siendo un ejemplo de la fuerza de nuestra tierra y nos inspira a consolidar una planificación proactiva que proteja tanto a las personas como a nuestros recursos naturales.

Que este triste aniversario sirva para recordar a quienes ya no están, honrar a quienes reconstruyen día a día y reforzar la convicción de que solo a través de la inversión, la planificación y la gestión técnica preventiva podremos superar con éxito los desafíos del futuro y garantizar la seguridad y sostenibilidad de nuestras comunidades de regantes.