AGRICULTURA DE REGADÍO: RIQUEZA, VIDA E IDENTIDAD

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La agricultura y el regadío están unidos prácticamente desde siempre. Como apunta el Plan Nacional de Regadíos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación: “Históricamente el regadío ha estado unido al desarrollo de la agricultura en las grandes civilizaciones mediterráneas. En España, el riego fue introducido y ampliamente desarrollado hace siglos, para aprovechar las condiciones naturales de luz y calor de la cuenca mediterránea”.

Actualmente, siguen estrechamente relacionados y conjuntamente tienen un papel vital dentro de la sociedad. Según señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura de regadío representa el 20% de la tierra cultivada y aporta el 40% del total de los alimentos producidos en el mundo. Además, calcula que los terrenos de regadío incrementarán en un 34% para 2030.

También cabe señalar que, tal y como manifiestan los datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos  (ESYRCE), en el año 2021 se regaron en España 3.862.811 ha de un total de 16.902.423 hectáreas cultivadas, lo que supone un 22,85 % de la superficie total cultivada; mientras tanto, las producciones obtenidas del regadío supusieron un 65% de la producción final vegetal, siendo estas producciones fundamentales para el sector agroalimentario español.

De este modo, se trata de un sector estratégico, puesto que su contribución es clave para garantizar alimentos suficientes y sanos a la población y supone una herramienta para hacer frente a la despoblación de los ámbitos rurales, ya que poder contar con agua para riego cambia radicalmente las opciones de desarrollo de un área.

En este sentido, Pascual Broch (presidente de la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana – Fecoreva) va más allá y destaca que “la agricultura de regadío aporta paisaje, seguridad alimentaria, desarrollo regional, mejora socioeconómica, ecosistemas diferenciados, mitigación del cambio climático, captura de CO2 y binomio junto a la energía en la transición energética. En resumen, riqueza, vida e identidad”.

Pascual Broch, presidente de Fecoreva.